Segundo día en Letonia y no tiene pinta de que vayamos a ver el sol, pero rubias teñidas de morena y cerveza hay para aburrir.
Nos empezamos a dar cuenta que la barriga cervecera es un mito, nadie gordo por la calle a pesar de la cantidad de cerveza que se consume, que yo pido una cañita y me ponen una jarra de medio litro!, con lo que deducimos que son las tapitas lo que engorda, que aquí de eso no ponen, o que retiran a la gente gorda del centro para los turistas, a saber. Mención a parte necesitan esas rubias que quieren negar sus genes y se tiñen de morena, muy gracioso ver morenas de cejas rubias y ojos claros.
Muy amable los Letones autóctonos, y gran inglés el suyo, hasta tres mapas de Riga hemos juntado y nos seguimos perdiendo igual, pero siempre aparece alguien con ganas de perder el tiempo con nosotros, un segurata, una rubia… e indicarnos dónde estamos. Como hay mil parques, que lo barato que es mantener aquí el césped oiga, y el río está por todos lados, pues no hay manera de ubicarse.
Bueno, desvaríos y tonterías a parte, esto mola un taco, prácticamente llevamos aquí solo una mañana y nos hemos pateado media ciudad, edificios soviéticos e iglesias ortodoxas se levantan a nuestro paso. Muy curiosa la visita al mercado también, y muy extraña sin ningún gitano gritando "a euro! A euro!", todo muy tranquilo, muchísimas setas y bayas que tenían pinta de haber sido recogidas horas antes de estar en el puesto.
Bueno, dejo ya el post, que se me esta acabando la alus y hay que seguir andando, esta tarde toca el puerto.
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